Un día en la vida de un médico de hospicio

Dr. Kanner, médico de hospicio de VITASSteven P. Kanner, MD, se dedicó a la oncología durante 38 años, ayudando a sus pacientes a combatir cánceres letales; hoy, ayuda a los pacientes con cáncer y otras personas con enfermedades que limitan la vida a enfrentarse a la muerte inminente. En su calidad de médico de hospicio de VITAS Healthcare, el trabajo del Dr. Kanner no es curar a sus pacientes sino asegurarse de que pasen sus últimos días, meses o años con confort.

La risa: la mejor medicina

Conocer al Dr. Kanner es reírse con él. Siempre está listo con un chiste o un comentario gracioso. Cuando el Dr. Kanner entra en la casa de un paciente, luce una sonrisa que nunca desaparece y un brillo en su mirada. Su personalidad afable ayuda a que pacientes y familiares se sientan más tranquilos. Y no es difícil darse cuenta de que el personal de enfermería, los auxiliares, trabajadores sociales, capellanes y otras personas de su equipo disfrutan de las divertidas bromas que hace.

Sin embargo, cuando verificando que sus pacientes estén confortables y que sus cuidadores reciban el apoyo que necesitan, todo es seriedad.

Los médicos de hospicio tienen la flexibilidad de pasar tanto tiempo con cada paciente como sea necesario.

"Puedo ver a mis pacientes en su domicilio, que es lo que prefiero", explica. "Puedo verlos en su entorno natural, en casa, en la cama, con su familia. Creo firmemente que no existe una buena razón por la cual una persona con una enfermedad avanzada deba estar en un hospital si no lo necesitan. Siempre es preferible que esos pacientes estén en casa".

Trabajar junto a los cuidadores

El Dr. Kanner generalmente tiene unos 60 pacientes a su cargo. Visita a los pacientes una vez al mes, a menos que reciban cuidado continuo, en cuyo caso los ve con más frecuencia. En una jornada típica, el Dr. Kanner visita entre siete y diez pacientes.

Hoy, su primera visita es a Diane, de 86 años, (los nombres de los pacientes se cambiaron por cuestiones de privacidad), quien padece de EPOC avanzada. Después de lavarse las manos, se acerca a la cama y saluda a Diane, quien está durmiendo. Recibe oxígeno; con cuidado coloca el estetoscopio sobre su pecho y escucha. Le pregunta al cuidador, "¿Cómo está hoy?".

Mientras el cuidador le informa sobre el sueño de Diane, su alimentación y frecuencia de las deposiciones, el Dr. Kanner toma un tensiómetro portátil de su maletín médico. Mientras coloca el esfigmomanómetro delicadamente alrededor del brazo de Diane, explica lo que está haciendo. Revisa en busca de úlceras por presión en sus caderas y talones. El cuidador lo ayuda a levantar a Diane con delicadeza para que pueda colocar el estetoscopio en su espalda y escuchar. Se concentra en su respiración, ya que los patrones alterados de respiración son una pista sobre la condición del paciente.

Llevará a cabo este control de rutina en cada paciente que visite hoy. Luego, se sentará con cada uno de los cuidadores y repasarán los medicamentos del paciente. Escuchará atentamente a los cuidadores mientras le dicen lo que ellos consideran que necesita el paciente, y también podrá darse cuenta de cómo están ellos.

"Observar la historia clínica del paciente es importante, pero son los cuidadores quienes me dicen en realidad lo que está pasando", comenta el Dr. Kanner.

Cómo manejar expectativas poco realistas

En el interior del estudio acogedor y repleto de libros de la casa del siguiente paciente se encuentra una cama de hospital, donde yace en silencio Frank, de 68 años. El cáncer cerebral de Frank le paralizó la mitad del cuerpo, y sufre de un estado mental alterado. Debido a que siente dolor y necesita inyecciones, Frank recibe cuidado continuo con personal de enfermería de hospicio durante todo el día. Sin embargo, el cuidado continuo solo es temporario y el Dr. Kanner pasó para determinar cuándo Frank debería empezar con el cuidado de rutina a domicilio, momento en el cual la esposa de Frank se convertirá en la cuidadora primaria del paciente y los miembros del equipo de cuidadores de hospicio brindarán cuidado y apoyo durante la semana.

"Los criterios para el cuidado continuo son dolor, insuficiencia respiratoria o síntomas incontrolables. El paciente necesita que otra persona lleve a cabo tareas que un familiar o auxiliar capaz no pueden completar", explica el Dr. Kanner. "Uno de los mayores desafíos de mi trabajo es manejar las expectativas poco realistas, la mayoría de parte de la familia".

"Cuando un paciente recibe cuidados continuos, la familia puede creer que continuarán hasta el final de la vida del paciente, pero no es así".

Este es el caso de la esposa de Frank, Cassandra. Es una mujer diminuta que le pregunta al médico, "¿Por qué tiene que finalizar el cuidado continuo?" Está preocupada de no poder levantar a su esposo (un hombre de gran tamaño) para darlo vuelta o cambiar sus pañales de adulto. El Dr. Kanner explica que pronto Frank no necesitará del cuidado continuo porque su dolor y síntomas ya estarán bajo control.

Sugiere contratar a una persona para que la ayude, especialmente de noche para que Cassandra pueda dormir bien, pero a ella le preocupan los gastos. El Dr. Kanner le dice que pedirá a la trabajadora social del equipo de cuidadores de hospicio que la ayude a buscar una persona que ella pueda pagar. "Tiene que preocuparse por su salud también", afirma.

Los pacientes y sus familias son lo primero

Después de completar una planilla sobre el caso y de colocarla en la historia clínica de Frank, el Dr. Kanner se va. Durante el viaje de la casa de un paciente a otro, con frecuencia recibe llamadas del personal de enfermería de su equipo. Atiende una de estas llamadas. La enfermera de hospicio le informa que su paciente está a punto de morir y le gustaría que el médico pase.

En el interior del centro de vida asistida de varios pisos, el Dr. Kanner saluda a la enfermera y va a ver a Thelma, de 96 años, quien duerme en una cama de hospital en la sala. Recibe oxígeno y su respiración es agitada. "Le queda muy poco tiempo", dice después de tomar su presión sanguínea y de escuchar su corazón y respiración.

La enfermera está preocupada porque cree que Thelma podría estar sintiendo dolor, así que el Dr. Kanner le receta la menor dosis de morfina posible para asegurarse de que esté cómoda. Como no quiere que Thelma esté sola y le precupa que la farmacia no entregue el medicamento con velocidad, le dice a la enfermera que él lo pasará a buscar y se lo traerá a la paciente.

"No son muchos los médicos que irían a buscar el medicamento de una paciente", dice la enfermera.

Después de regresar con el medicamento, el Dr. Kanner hace bromas con la enfermera en su francés nativo. Habla ocho idiomas: español, italiano, portugués, francés, ruso, alemán y haitiano/criollo. Esto es muy útil cuando se es médico de hospicio en la multicultural Miami, Florida.

Garantizar una muerte "digna"

Dr. Kanner es graduado de Howard University en Washington, DC. Obtuvo su título en Medicina en Franklin & Marshall College en Lancaster, PA. Completó su residencia y pasantías en Jackson Memorial Hospital, a través de University of Miami. Después de dos años en el Instituto Nacional del Cáncer, en Maryland, abrió un consultorio privado de oncología en 1972.

En 1987, mientras aún ejercía en forma particular, se sumó a VITAS a tiempo parcial. Después de retirarse de la práctica privada en 2011, el Dr. Kanner se convirtió en médico de hospicio de tiempo completo en el consultorio de VITAS Hollywood, FL. También es el director médico en Florida de Palliative Medical Associates, una división de VITAS Healthcare.

Un médico estudia muchas horas y dedica muchos años a capacitarse para tratar y curar enfermedades. Muchos están programados para pensar en términos de curar al paciente, sin importar el costo. Entonces, ¿por qué razón un médico elegiría ser médico de hospicio, enfocándose en el confort en vez de la cura?

"El cuidado de hospicio es una extensión natural de la oncología para mí", explica el Dr. Kanner. "Siempre pensé que lo más importante era brindar cuidados paliativos a mis pacientes, hacer que sus vidas sean más confortables. A quienes están interesados en convertirse en médicos de hospicio, les diría que deben tener la mentalidad idónea. Esto es cuidado de confort, no cuidado agresivo".

"Mi trabajo es hacer que el final de la vida de una persona sea confortable, tanto espiritual como físicamente. La muerte es un proceso por el que todos debemos transitar. Todos merecemos una muerte digna. Mi trabajo es asegurarme de que así sea".

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