Etapas de desarrollo de los niños: conceptos de muerte y respuestas
Cada niño es único en cuanto a la comprensión de la muerte y la respuesta al dolor. Esta comprensión está muy influenciada por el nivel de desarrollo y la edad del niño. Sin embargo, puede existir una enorme superposición entre los grupos de edad porque los niños pasan de un nivel de desarrollo a otro a ritmos muy diferentes.
Infancia hasta los 2 años
Concepto de muerte
Los bebés no tienen la capacidad cognitiva para entender un concepto abstracto como el de la muerte. Funcionan básicamente en el presente. Cuando muere alguien importante, los bebés tienen mayor conciencia de la pérdida y la separación. Reaccionan a las emociones y comportamientos de los adultos importantes en su entorno. así como a cualquier trastorno en su rutina y horario de alimentación. Si se produce un cambio repentino, sienten un gran malestar.
Respuesta al dolor
Los bebés pueden buscar al difunto e inquietarse como consecuencia de la separación. Las reacciones comunes incluyen: irritabilidad y manifestaciones de protesta, llanto constante, un cambio en los hábitos alimenticios y el sueño, menor actividad y pérdida de peso.
Edad preescolar (2-4)
Concepto de muerte
"¿Cuándo vuelve mamá?"
"¿Cómo come o respira (el difunto)?"
Los niños en edad preescolar no comprenden el concepto de "para siempre". Para este grupo etario, la muerte es considerada temporal y reversible. Incluso cuando a un niño en edad preescolar se le dice que mamá no va a regresar, por ejemplo, puede preguntar una hora más tarde, "¿Dónde está mamá?" Los preescolares no suelen visualizar la muerte como algo separado de la vida, ni como algo que pueda sucederles. A los niños en edad preescolar les gustan los juegos como las escondidas, donde los adultos se esconden y reaparecen nuevamente. Es a través de estos juegos que lentamente comienzan a entender el concepto de "se fue para siempre".
Respuesta al dolor
Dado que los preescolares tienden a estar orientados hacia el presente, sus reacciones de duelo pueden ser breves pero muy intensas. En esta etapa del desarrollo, los niños aprenden a confiar y forman apegos básicos. Cuando un adulto importante en su vida muere, se preocupan mucho por la separación y la alteración de los patrones de cuidado. Por lo general, tienen una mayor sensación de ansiedad con respecto a las separaciones y a los rechazos porque aún no tienen la capacidad de usar su imaginación para controlar lo que está sucediendo.¹
También responden a las reacciones emocionales de los adultos que los rodean. Si perciben que su madre o padre está preocupado o triste, es posible que lloren o que les dé una rabieta, ya sea porque están preocupados o como una forma de distraer a sus padres de emociones difíciles. Las típicas respuestas ante el duelo de los niños en edad preescolar incluyen confusión, pesadillas y agitación por las noches, y comportamientos regresivos tales como aferrarse a un adulto, mojar la cama, chuparse el dedo, llorar desconsoladamente, dar pataletas e incluso separarse del resto. Pueden buscar intensamente a la persona fallecida a pesar de las garantías de que esa persona no regresará o se sienten nerviosos con los extraños.
Infancia temprana (4-7)
Concepto de muerte
"Es mi culpa. Una vez me enojé con mi madre y le dije que deseaba que muriera y luego murió".
"El correcaminos de los dibujos animados siempre vuelve a vivir, así que papá también va a volver".
Al igual que los niños en edad preescolar, este grupo considera a la muerte como algo temporal y reversible. A veces se sienten responsables de la muerte porque creen que sus propios pensamientos o sentimientos negativos sobre la persona fallecida podrían haberle causado la muerte. Este "pensamiento mágico" deriva de la creencia en que todo lo que los rodea gira en torno a ellos y pueden controlar lo que sucede. Incluso cuando los niños a esta edad están expuestos a la muerte a través de los medios de comunicación o en la escuela, pueden creer que es posible evitar la muerte si se tiene suficiente cuidado.
Los niños de esta edad también pueden conectar sucesos que no tienen ninguna relación entre sí. Si un niño compró un determinado juguete el día en que su hermana murió, le puede atribuir la muerte de su hermana al juguete, especialmente si no se le ha explicado la verdadera causa de la muerte.
Respuesta al dolor
Al igual que los niños en edad preescolar, este grupo etario puede buscar incansablemente al difunto o preguntar dónde está. También es común que pregunten en forma repetitiva sobre el proceso de la muerte. "¿Qué pasa cuando uno muere?" "¿Cómo comen las personas muertas?" A menudo expresarán sus sentimientos de dolor a través del juego en lugar de las palabras. Los temas de pérdida familiar y muerte pueden emerger mientras juegan con muñecos o figuras de acción. Pueden jugar a interpretar la muerte misma o jugar al funeral.²
En ocasiones, los niños de esta edad parecen no afectarse por la muerte y actúan como si nada hubiera sucedido, pero esto no significa que están totalmente ajenos NI que han superado la muerte. Esto puede tratarse simplemente de su incapacidad para reconocer una realidad muy dolorosa en ese momento. Pueden modelar su reacción al dolor imitando la de los adultos en sus vidas que se sienten inseguros sobre cómo expresar sus propios sentimientos. Otras reacciones típicas incluyen enojo, tristeza, confusión y dificultad para comer y dormir.
Al igual que los niños en edad preescolar, este grupo etario puede tener regresiones como manera de recibir más atención y cuidados durante este momento difícil. Los niños que han sufrido una pérdida a esta edad suelen temer que otros seres queridos también los dejen. A veces, se apegan a personas que se asemejan al difunto de cierta forma.
Edad escolar (7-10)
Concepto de muerte
"¿Las uñas y el cabello siguen creciendo cuando morimos?"
"¿Voy a morir si fumo?"
Este grupo etario quiere ver a la muerte como algo reversible pero comienza a verla como algo definitivo y universal. Los niños de esta edad a veces visualizan la muerte como un ser tangible, tal como un fantasma o "el hombre de la bolsa".³ Tienen mucha curiosidad por los detalles de la muerte, la cremación y el entierro, y pueden hacer preguntas sinceras.
Si bien saben que la muerte le puede ocurrir a cualquiera y que existen muchas cosas que causan la muerte, por lo general aún no piensan en la muerte como algo que les pueda suceder a ellos o a sus familiares. Pueden creer que la muerte solo le ocurre a personas ancianas o muy enfermas, o que pueden escapar de la muerte por sus propios esfuerzos. También pueden considerar a la muerte como un castigo, particularmente antes de los nueve años de edad. A veces son incapaces de comprender de qué manera la muerte afectará sus vidas, lo que puede provocar ansiedad.
Respuesta al dolor
Los niños en edad escolar a menudo se preocupan por cómo otros responden ante la muerte y se enfocan menos en sí mismos y más en los demás. Pueden sentir miedo de que otros seres queridos también mueran. Pueden preocuparse por su propia salud o temer sufrir lesiones físicas y la muerte.
Es posible que algunos niños de este grupo manifiesten su enojo y tristeza o no puedan concentrarse en la escuela. Otros incluso pueden tener una actitud jocosa o indiferente sobre la muerte, o pueden retrotraerse y ocultar sus sentimientos. Otras respuestas típicas incluyen conmoción, negación, depresión, cambios en los hábitos alimenticios y el sueño, y regresión a una etapa de desarrollo anterior.
Este grupo etario tiende a poder utilizar más estrategias de afrontamiento que los niños más pequeños y podría fantasear con la forma en que hubieran prevenido la muerte como una forma de ganar control sobre la situación. Algunos niños, especialmente aquellos que tienen dificultades para expresar verbalmente sus sentimientos, pueden jugar a juegos de guerra u otras actividades.
Los niños en este grupo etario pueden asumir el rol o los modismos del difunto, o asumir tareas o funciones previamente realizados por la persona difunta, como el cuidado de sus hermanos. Pueden idealizar al difunto a fin de mantener un vínculo.
Preadolescencia (10-12)
Concepto de muerte
"Ninguno de mis amigos podrá entender lo que es perder a su papá".
"Sé que la abuela no va a volver y la voy a extrañar. No entiendo por qué mamá está tan alterada".
Los preadolescentes consideran la muerte de manera muy similar a los niños en edad escolar, con algunas adiciones. Los preadolescentes están en el proceso de establecer sus propias identidades, obtener una mayor independencia de sus padres y otros adultos, y crear vínculos más fuertes con su grupo de pares. Al tratar de comprender la muerte, los preadolescentes intentan entender el proceso biológico Y emocional de la muerte. Sin embargo, son más capaces de comprender los hechos que rodean la muerte de alguien que los sentimientos que rodean a la muerte.4
Respuesta al dolor
Es común que los preadolescentes quieran cubrir sus sentimientos y emociones para no parecer "diferentes" de su grupo de pares. Tienen miedo de que expresar sentimientos de tristeza pueda ser considerado un signo de debilidad (particularmente en los varones). Por este motivo, pueden parecer distantes e indiferentes.
También pueden expresar su dolor de manera poco característica, como a través de arrebatos de ira, irritabilidad y comportamiento de acoso. Pueden mostrar síntomas físicos, mal humor, cambios en los patrones de sueño y alimentación, indiferencia hacia el trabajo escolar o aislamiento de sus compañeros.
Es posible que se preocupen por cuestiones prácticas después de una muerte, como por ejemplo, cómo sobrevivirá la familia sin la persona fallecida o cómo cuidarán de ellos personalmente. También pueden tener preguntas sobre creencias religiosas y culturales relacionadas con la muerte.
¹Atle Dyregrov, Grief in Children: A Handbook for Adults (Londres: Jessica Kingsley Publishers, 1990), p.43.
²Wiliam C. Kroen. Ph.D., LMHC, Helping Children Cope with the Loss of a Loved One (Minneapolis: Free Spirit Publishing Inc.), pág. 41.
³Helen Fitzgerald, The Grieving Child (Nueva York: Simon & Schuster, 1992), pág. 56.
4Theresa Huntley, Helping Children Grieve (Augsburg: Augsburg Fortress, 1991), pág. 17