Ayudar a los niños a lidiar con las tragedias públicas y catástrofes naturales

Cómo viven los niños las tragedias

Cada vez que ocurre una tragedia pública o una catástrofe natural, los niños pueden sentirse confundidos o asustados. Los padres quieren saber cómo ayudar a sus hijos de la mejor manera posible.

La reacción de cada niño varia según su temperamento, la proximidad al evento y la historia personal del niño. Sin embargo, es útil tener una comprensión básica de cómo viven los niños las catástrofes naturales y tragedias públicas, y de cómo los padres y cuidadores pueden intervenir con mayor eficacia.

La Federal Emergency Management Agency (FEMA) explica que después de una catástrofe, los niños tienen más miedo de que:

  • El evento se vuelva a producir.
  • Alguien resulte herido o muerto.
  • Sean separados de su familia.
  • Quedarse solos.

Estas son algunas formas comunes en que los niños responden a una tragedia pública o una catástrofe natural. Tenga en cuenta que la gravedad y la intensidad de la respuesta dependen en gran medida de cómo el evento afecta directamente al niño:

  • Ansiedad o pánico
  • Miedo a estar solo
  • Enojo sin causa aparente
  • Juego bullicioso
  • Llanto fácil y frecuente
  • Problemas para concentrarse
  • Insomnio
  • Pérdida de apetito u otros problemas de alimentación
  • Aumento de malestares físicos o enfermedades
  • Retrocesos en la maduración a hitos de desarrollo anteriores
  • Deterioro del rendimiento escolar o resistencia/reticencia a ir a la escuela

Cree una sensación de seguridad

Los niños aprenden cómo reaccionar de los adultos importantes de sus vidas. Lo más importante que pueden hacer los adultos para ayudar a los niños es darles una sensación de seguridad. Además, los adultos pueden ayudar a los niños permitiéndoles tramitar sus emociones relacionadas con el evento. Algunas cosas que puede hacer como adulto:

  • Mantenga la calma y evite parecer atemorizado o ansioso.
  • Dígales a los niños la verdad sobre lo que está sucediendo. Apegarse a los hechos. No especular ni obsesionarse con el evento. Recurra a explicaciones apropiadas según la edad evolutiva:
    • Preescolar a primaria: las explicaciones deben ser breves y sencillas. Ofrezca garantías sobre la seguridad del niño y la continuidad de las rutinas.
    • Escuela media: describa lo que se está haciendo para garantizar su seguridad. Ayúdelos a distinguir entre realidad y fantasía.
    • Escuela secundaria: sea sincero y directo. Permita que los adolescentes compartan opiniones sobre el evento y sugerencias sobre cómo prevenir eventos futuros. Busque formas en las que pueden ayudar a las víctimas o colaborar durante la catástrofe, si es posible.
  • Recuerde a los niños que el gobierno, la policía, los médicos y otros expertos están ocupándose de la situación.
  • Asegure a los niños que están a salvo. Explique (reiteradamente, si es necesario) las formas específicas en que se protege su seguridad.
  • Permita que un niño se sienta molesto, pero no lo obligue a expresar sus emociones. Escúchelos con atención y empatía. Explíquele al niño que lo que siente es normal. Sepa que estos sentimientos pueden reaparecer por algún tiempo.
  • Observe las reacciones emocionales del niño. Esté atento a cambios en el comportamiento, y los patrones de sueño y alimentación. Tenga en cuenta que con frecuencia los niños expresan emociones a través de su comportamiento, no de sus palabras.
  • Los niños con mayor riesgo son aquellos con una historia traumática anterior, con una enfermedad mental o con necesidades especiales.
  • Esté atento a sus propios sentimientos de estrés. Cuide su físico y obtenga el apoyo emocional que necesite. Está bien que los niños sepan que un adulto está triste, pero que cree que las cosas mejorarán.

Además, los padres y otros adultos significativos deberían:

  • Mantener a la familia unida en la mayor medida posible.
  • Mantener una rutina normal, pero saber que probablemente los niños tendrán más dificultades con las tareas y los quehaceres. Es posible que tengan que prestarles atención adicional a la hora de acostarse.
  • Pasar más tiempo con los niños. Decirles que los aman. Brindarles mucho contacto físico.
  • Limitar las horas de televisión sobre la tragedia pública o catástrofe natural.
  • Animar a los niños a pasar tiempo con amigos y asistir a la escuela. La interacción social será de ayuda.
  • Dejarle saber al consejero escolar si el niño está sufriendo estrés. La escuela puede aportar recursos emocionales adicionales.
  • Enfocarse en historias de esperanza y fortaleza. ¿Cómo se ayudó a la gente? ¿Sucedió algo bueno?
  • Permitir que los niños tengan la oportunidad de tener pensamientos esperanzadores para las víctimas. Podrían escribir cartas, poemas, dibujar u orar por las víctimas.

Cuándo buscar ayuda profesional

Después de una tragedia pública o una catástrofe natural, las reacciones disminuirán gradualmente si un niño recibe el apoyo adecuado de los padres, adultos y rutinas familiares.

Busque ayuda profesional si alguna de las reacciones físicas, emocionales o cognitivas descritas anteriormente continúa por un período importante, se vuelve debilitante para el niño y/o la familia, o tiene efectos adversos en el rendimiento escolar, las relaciones con los compañeros, el logro de hitos del desarrollo, etc.

Otros factores que merecen atención inmediata incluyen arrebatos emocionales agresivos frecuentes, problemas graves en la escuela, preocupación por el evento traumático o aislamiento extremo.

Según sea necesario, los padres deben buscar la ayuda de un consejero escolar/psicólogo, pediatra, practicante de fe o profesional de la salud mental de niños/adolescentes.

Organizaciones que brindan asistencia con la respuesta al estrés traumático

  • American Red Cross
  • National Organization for Victim's Assistance
  • Líneas directas de crisis
  • Salvation Army
  • Association of Traumatic Stress Specialists, www.atss.info

Averigüe si el cuidado de hospicio podría ayudar a su ser querido.