Señales de que el cuidador está agotado y cómo prevenir ese agotamiento
Por amor, por obligación, tal vez por el simple hecho de hacer lo correcto, puede ser uno de los más de 40 millones de adultos en Norteamérica que cuidan a un ser querido anciano, con una enfermedad crónica o discapacidad, según el Pew Research Center.
De hecho, el 70 por ciento de los cuidadores familiares cuidan de una persona mayor de 65 años, mientras que el 22 por ciento ayuda a dos personas y el 7 por ciento cuida a tres o más personas. El treinta y dos por ciento (32 por ciento) de los cuidadores describe la experiencia como estresante.
¿Le suena conocido?
Está en camino de sufrir el agotamiento del cuidador. Los psicólogos, quienes lo definen como "una afección psicológica debilitante producto del estrés constante", no lo toman a la ligera, y usted tampoco debería hacerlo. Para cuando la mayoría de los cuidadores sospechan agotamiento, ya están sufriendo una gran cantidad de síntomas.
Además de lidiar con la enfermedad de un ser querido, también pueden lidiar con presiones financieras, cambios en la dinámica familiar y una interrupción general en la vida familiar. Es una receta para el agotamiento que afectaría negativamente la capacidad de cualquiera para brindar un buen cuidado y potencialmente pondría en riesgo la salud del cuidador.
Si sabe lo que es el agotamiento del cuidador, puede protegerse de las consecuencias de tratar de hacer demasiadas cosas a la vez.
14 señales de advertencia de que el cuidador está agotado
- Falta de energía
- Fatiga agobiante
- Problemas para dormir (dormir demasiado o muy poco)
- Cambios en los hábitos alimenticios; pérdida o aumento de peso
- Sensación de desesperanza
- Alejarse de, o perder interés en, actividades que solía disfrutar
- Descuidar sus propias necesidades físicas o emocionales
- Sentir que el cuidar de otra persona está controlando su vida
- Volverse inusualmente impaciente, irritable o discutidor con la persona que está cuidando y/o con otras personas
- Sentir ansiedad por el futuro
- Depresión o cambios bruscos de humor
- Dificultad para lidiar con cosas cotidianas
- Dolores de cabeza, dolores de estómago y otros problemas físicos
- Menor resistencia a enfermarse
Cómo prevenir el agotamiento del cuidador
Ahora que sabe a qué tiene que estar atento, le damos algunos consejos para ayudarle a prevenir el agotamiento como cuidador.
- ¡Pida ayuda! Necesitar ayuda no lo convierte en un mal cuidador. Simplemente quiere decir que no puede hacerlo solo (nadie puede hacerlo solo).
- Dese permiso para tomarse descansos. Salga de casa. Visite a amigos. Consiéntase con un masaje. Disfrute de un largo baño.
- Cuídese a sí mismo. No falte a sus propias citas con el médico por estar demasiado ocupado. Haga ejercicio, coma bien y duerma lo suficiente.
- Levántese 15 minutos antes y use este tiempo para usted. Siéntese a disfrutar su té o café. Escriba sobre sus luchas y sentimientos en un diario. Medite, rece, estírese... Haga lo que quiera hacer.
- Haga una lista de sus actividades y tareas diarias. Fíjese si puede delegar alguna. Quizás su cónyuge pueda preparar la cena dos veces por semana. Tal vez un amigo o pariente pueda encargarse de los mandados y ayudar a lavar la ropa. La gente a menudo quiere ayudar, ¡aproveche esa ayuda!
- Consulte los beneficios de licencia por motivos familiares de su trabajo. Podría quitarle un gran peso de encima al tener más horas disponibles durante el día.
- Si su ser querido está recibiendo cuidado de hospicio, pregúntele a su proveedor de hospicio sobre los grupos de apoyo locales. Comunicarse con otras personas que se encuentran en su situación es de una ayuda enorme, al igual que desinhibirse y compartir sus frustraciones, ¡y también sus alegrías!
- Si se le presenta la oportunidad de hacer una breve escapada, puede usar los servicios de cuidado temporal de hospicio para su ser querido. Su programa de hospicio debería ofrecer hospitalización de pacientes a corto plazo para su ser querido (es decir, más de 24 horas y hasta cinco días y noches como máximo) para aliviar a los miembros de la familia u otras personas que estén a cargo de su cuidado.
Hay apoyo, hay atajos y hay estrategias para reorganizar sus prioridades para que sea una persona más feliz y un mejor cuidador.