Aprender a aceptar lo inaceptable
Las personas sufren porque han amado, y si bien el sentido de amor de cada persona es diferente, también lo es su dolor. Aceptar la muerte y recuperarse de ese dolor requiere un trabajo arduo durante meses o años.
Escepticismo protector
El sentimiento de incredulidad que sigue a la muerte de un ser querido es una respuesta adaptativa y temporal, que protege del dolor de la pérdida y permite que un sobreviviente maneje todos los detalles que siguen a una muerte.
Aceptar la dolorosa realidad no sucede de manera rápida o sencilla, y puede ser un proceso agotador. Cuando finalmente una persona cae en cuenta de la pérdida, puede verse inmersa en una profunda tristeza, dudas sobre la posibilidad de sentirse bien otra vez y dificultades para visualizar la vida sin el ser querido que falleció.
La muerte también puede sacudir la confianza de los familiares sobrevivientes y, a menudo, obliga a un cónyuge sobreviviente a establecer una identidad como una persona soltera nuevamente, asumiendo riesgos o tareas previamente manejadas por la pareja.
Lágrimas e irritabilidad
Algunas personas en duelo tienen problemas para estar con otros. Las conversaciones sin trascendencia parecen triviales. Muchas personas lloran inesperadamente o están irritables. Algunos se sienten avergonzados por las emociones que tienen y, a veces, sienten que "ya deberían sentirse mejor".
Otros experimentan culpa, y se cuestionan si podrían haber hecho más para prevenir la muerte o el sufrimiento, o sobre cosas que sucedieron o no en la relación. Pueden sentirse culpables si sobreviven, o si experimentan una sensación de alivio o falta de tristeza.
Además, casi todas las personas en duelo se sienten enojadas con alguien en algún punto del proceso. Es posible que se enojen con ellos mismos, con sus familiares y amigos e incluso con Dios, por permitir que su ser amado muera.
Volver a despertar
No obstante, con el tiempo, experimentan una creciente aceptación y un nuevo despertar. La energía y la esperanza comienzan a regresar a medida que los sobrevivientes comienzan a definir (o redefinir) lo que es significativo para ellos y encuentran confianza en la adquisición de nuevas habilidades y seguridad en sí mismos. Se restablecen las relaciones viejas y se hacen nuevos amigos.
Todos estos sentimientos son una parte normal del proceso de duelo. Aunque sea doloroso su padecimiento, se deben expresar a fin de seguir adelante en la vida. El proceso de duelo permite que las personas maduren de maneras que no podrían haberse imaginado al principio del proceso.