Cuidado pastoral
Un capellán de hospicio es un miembro fundamental de cada equipo de hospicio, y se centra en las necesidades espirituales y emocionales de un paciente y su familia de manera tal que los demás miembros del equipo se puedan ocupar de las necesidades físicas y psicológicas que surgen al final de la vida.
Recibir un diagnóstico de enfermedad terminal es mucho más que un problema médico. Enfrentarse a la posibilidad de la propia mortalidad trae aparejados asuntos relacionados con la espiritualidad, el significado de la vida y preguntas sobre la vida después de la muerte, ya sea que los pacientes sean profundamente religiosos o no comulguen con ninguna religión establecida.
Cada equipo de hospicio incluye un capellán que ofrece cuidado pastoral al paciente y su familia, capaz de brindar o coordinar el apoyo que sea necesario para ayudarlos a enfrentar problemas y desafíos no médicos que surgen al final de la vida.
Un capellán de hospicio de VITAS describe su rol como similar al de un entrenador: "Ayudo a la familia a encontrar sus propias respuestas y su propio alivio de los miedos y las preocupaciones".
Otro, cuando un niño pequeño le preguntó qué hacía en su trabajo todos los días, dijo: "Todos los días, le pido a Dios que me llene de amor, y luego salgo y lo entrego todo a nuestros pacientes de hospicio y sus familias".
Cuidado de hospicio pastoral: para creyentes y no creyentes
Los capellanes de hospicio ofrecen una variedad de intervenciones, incluido el asesoramiento pastoral, las evaluaciones espirituales y un acompañamiento general, mientras los pacientes y sus familias se enfrentan a la dinámica espiritual de la enfermedad, la pérdida y la muerte.
Incluso si un paciente o una familia no tiene ningún tipo de afiliación religiosa, los capellanes de hospicio están capacitados para trabajar con personas de todas las culturas, sistemas de creencias, tradiciones y orientaciones religiosas. Si una familia solicita asistencia espiritual de un representante pastoral que profesa una fe diferente a la suya propia, por ejemplo, el capellán de hospicio pondrá a su disposición los servicios de un sacerdote, rabino, ministro o líder de cualquier otra religión.
Fundamentalmente, los capellanes de hospicio se ponen a disposición de los pacientes y sus familias. Escuchan. Hablan. Dan la mano. Comparten historias. Hacen preguntas. Brindan alivio y consuelo. Rezan o leen materiales que inspiran a los pacientes y sus familias. Ofrecen asesoramiento cuando se lo necesita o solicita. Escuchan con amabilidad y sabiduría las preguntas, inquietudes y miedos que pueden surgir al final de la vida.
Apoyo a los pacientes y familiares
Los capellanes de hospicio también participan de algunas de las decisiones que surgen durante el proceso de la agonía. Pueden brindar información sobre decisiones relacionadas con los pedidos de no resucitación o los preparativos de un funeral. Pueden ayudar a los pacientes y sus familias a elegir las lecturas o las canciones para los servicios fúnebres. Escuchan con sabiduría a cónyuges, parejas y familiares que luchan con el duelo anticipado, la inminente sensación de pérdida que puede surgir antes del fallecimiento de un ser querido.
A veces, el médico de hospicio de guardia puede ser el único miembro del equipo de hospicio presente durante la muerte del paciente, y entonces es responsable de registrar la hora de muerte, notificar al servicio fúnebre y apoyar a la familia.
El capellán trabaja en colaboración con otros miembros del equipo de hospicio como el médico, personal de enfermería, auxiliares, trabajadores sociales, especialistas en duelo y voluntarios. Su rol es satisfacer las necesidades psicosociales y espirituales que están estrechamente relacionadas con un diagnóstico de enfermedad que limita la vida.
Leer más sobre un día en la vida de un capellán de hospicio.
¿Quisiera trabajar como capellán de hospicio? Consulte nuestras vacantes.