Mitos y realidades sobre el cuidado de hospicio

¿El hospicio es realmente un lugar al que van las personas enfermas y nunca regresan? Una vez que una persona comienza a recibir cuidado de hospicio, ¿significa que su familia nunca podrá verla de nuevo? ¿El hospicio es un tipo de práctica religiosa?

Las respuestas a estos mitos sobre el hospicio son no, no y no. Esta es la verdad:

  1. Pues, no lo es. Las personas que eligen los servicios de hospicio cerca del final de su vida no "entran" en el hospicio, sino que reciben los servicios donde viven. Esto podría ser una residencia privada, una comunidad de vida asistida o un hogar de ancianos. Algunos hospitales tienen camas de hospicio, sin embargo, la intención del hospicio es ofrecer servicios de hospicio al paciente donde sea que viva.
  2. Los seres queridos y parientes pueden seguir participando del cuidado del paciente de hospicio. De hecho, son una parte del equipo. Cada paciente tiene un equipo interdisciplinar que comienza con el paciente y la familia: paciente, cuidador de la familia, médico, personal de enfermería, trabajador social, capellán, auxiliar de hospicio, especialista en duelo y voluntario.  Se crea un plan de cuidado que la familia y los seres queridos llevan a cabo en el hogar hasta el límite que puedan y quieran.
  3. El hospicio no es un último recurso. Cuando los tratamientos médicos ya no pueden curar una enfermedad, los profesionales de hospicio pueden hacer muchas cosas para controlar el dolor, reducir la ansiedad, ofrecer apoyo espiritual y emocional y mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedades terminales y sus familias.
  4. El cuidado de hospicio no tiene ningún tipo de afiliación religiosa. El servicio de hospicio ofrece capellanes y otros consejeros espirituales de todas las religiones o laicos. Respetan todas las culturas y puntos de vista y están a disposición para dar apoyo y hablar sobre los sentimientos del paciente y la familia.
  5. El servicio de hospicio no es solo para pacientes con cáncer. Ciertos pacientes con cáncer son una porción importante de los pacientes de hospicio. Sin embargo, cualquier persona con una enfermedad terminal, ya sea una cardiopatía, EPOC, enfermedad hepática, insuficiencia renal, derrame cerebral, ELA, enfermedad de Alzheimer, esclerosis múltiple, SIDA o cualquier otra enfermedad que limite la vida, es elegible para el cuidado de hospicio.
  6. El cuidado de hospicio no es costoso. Por lo general, el servicio de hospicio es menos costoso que el cuidado convencional durante los últimos seis meses de vida. El beneficio de hospicio incluye todos los servicios cubiertos por Medicare, Medicaid, Medi-Cal y la mayoría de las compañías de seguro privado. Con Medicare no debe pagar copagos por visitas del médico, atención de enfermería, medicamentos, equipos de hospicio o suministros médicos relacionados con la enfermedad principal del paciente.
  7. El médico personal del paciente no queda excluido. El médico personal del paciente puede decidir ser parte del equipo de cuidado de hospicio. Los médicos de hospicio están especialmente capacitados para ofrecer cuidados al final de la vida y trabajan estrechamente con el médico personal del paciente para que esté lo más cómodo posible.
  8. El hospicio no prescinde de medicamentos ni tratamientos. Por el contrario, el servicio de hospicio incluye medicamentos y tratamientos paliativos de vanguardia para aliviar el dolor y los síntomas, para que el paciente esté confortable.
  9. Los familiares no quedan apartados del paciente de hospicio. Los profesionales de hospicio creen que cuando los miembros de la familia, incluidos los niños, atraviesan el proceso de la muerte en un entorno compasivo es posible contrarrestar el miedo a su propia mortalidad y la pérdida de su ser querido.
  10. Recurrir al cuidado de hospicio no significa que alguien le haya fallado al paciente. El cuidado de hospicio es un tipo de terapia médica que puede ser más adecuada que los procesos curativos para personas con enfermedades terminales. El cuidado de hospicio se centra en el control de los síntomas y el dolor en propiciar el confort espiritual, emocional y psicológico.
  11. Recurrir al cuidado de hospicio no se trata de darse por vencido; se trata de vivir con confort y dignidad durante el tiempo que queda.
  12. El cuidado de hospicio no acelera el proceso de la muerte. El objetivo del cuidado de hospicio no es prolongar la vida ni acelerar la muerte, sino hacer que la calidad de vida del paciente sea lo mejor posible durante los últimos meses, semanas y días. No existen estudios que indiquen que el cuidado de hospicio acelere la muerte, pero sí hay  estudios que demuestran que algunos pacientes viven durante más tiempo cuando reciben servicios de hospicio.
  13. El hospicio no es lo mismo que la eutanasia. La muerte es una parte natural del ciclo de vida, y el hospicio no prolonga la vida ni acelera la muerte. El objetivo del hospicio es ofrecer control del dolor y los síntomas, y dar apoyo espiritual y emocional para ayudar a las personas con enfermedades terminales a vivir con confort y dignidad hasta su muerte. La eutanasia es dar una muerte piadosa para terminar con el sufrimiento. El hospicio no se encarga de esto.
  14. Una muerte bajo cuidado de hospicio no es lo mismo que una muerte asistida por un médico. En el entorno de hospicio, el estado de la enfermedad terminal del paciente sigue progresando hasta su conclusión natural. En una muerte asistida por un médico, un médico, a solicitud del paciente, ofrece los medios para que el paciente muera de forma anticipada.
  15. La morfina recetada a un paciente de hospicio no causa una muerte prematura. Los médicos de hospicio están especialmente capacitados en el uso de la morfina y administran solo la dosis necesaria para aliviar el dolor del paciente o ayudarlo a respirar. Cuando se administra correctamente, la morfina ayuda a los pacientes con enfermedades terminales a tener una mejor calidad de vida al final de su vida.
  16. El servicio de hospicio puede suspender la nutrición y/o hidratación en algún punto del proceso de la muerte. Existen muchas cosas a tener en cuenta con respecto a la nutrición e hidratación de los pacientes que se acercan al final de su vida. Como la progresión natural de la enfermedad del paciente interfiere con la capacidad del cuerpo de procesar alimentos y líquidos, se espera que los pacientes con enfermedades terminales comiencen a comer y beber cada vez menos.

Se puede colocar una sonda nasogástrica (un tubo de alimentación que atraviesa la nariz y garganta hasta el estómago) o una sonda de gastrostomía (un tubo de alimentación que atraviesa la pared abdominal y llega al estómago) para suministrar nutrientes cuando un paciente no puede comer. Pero pueden ser procedimientos médicos dolorosos o incómodos con posibles complicaciones, como infecciones, desequilibrios de electrolitos y minerales, vómitos y diarrea.

Por lo general, la nutrición e hidratación artificial no ayudan al paciente de hospicio a sentirse mejor, más fuerte o vivir por más tiempo. La mayoría de los pacientes que están cerca de la muerte no tienen hambre. Los que sí tienen hambre se sienten satisfechos con pequeñas cantidades administradas a pedido.¹ Los médicos de hospicio están especialmente capacitados para saber cuándo es el momento de intervenir con asistencia de nutrición e hidratación artificial.

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